La zarzuela es una forma de música teatral o género musical escénico surgido en España con partes instrumentales, partes vocales (solos, dúos, coros...) y partes habladas. Su nombre procede del Palacio de la Zarzuela, nombre del pabellón de caza cercano a Madrid donde se hallaba el teatro que albergó las primeras representaciones del género.
La zarzuela es la forma española de la Opereta, representación teatral que, a diferencia de la ópera, no es totalmente musical sino que alterna partes habladas y partes musicales.
Debido a su éxito, este legado lírico permite calificar a España como uno de los países más interesado en cualquier tipo de teatro cantado y, en consecuencia, en la ópera.
Como acabáis de leer, la Zarzuela es una variante de la ópera surgida en España.
Como el fútbol de la roja.
Una variante del fútbol que no se conocía hasta hace cuatro años y que es genuinamente española. El tiki taka, como bien lo bautizó el genio de Andrés Montes.
Cuando España salta al campo se representa una obra en la que unos recitan, unos tocan la música, otros bailan, todos perfectamente compenetrados y acompasados.
Es representación en la que la vista y el oído son los sentidos necesarios para poder disfrutarla pero en la que llega un momento en la que, el disfrute es tal que llegas a cerrar los ojos y es sólo el oído y la imaginación la que te hacen volar.
Pero claro, esto les ocurre a quien le guste la zarzuela.
O el fútbol de la roja.
Porque los hay a los que tanto una cosa como otra les aburre. Sobremanera.
Y no por ello hay que criticarlos.
Aunque a la roja se la critique.
Porque hasta la roja, mejor equipo de Europa, del Mundo y, quizá, eso el tiempo lo dirá, mejor Selección de la Historia, es mejorable.
¿Que nos gustaría que Arbeloa fuera Daniel Alves?
¿Que nos gustaría que Torres fuera Messi?
¿Que de suplentes de Piqué y Ramos quisiéramos a Beckembauer y por si se lesiona Jordi Alba el recambio fuera Roberto Carlos?
Claro.
Y yo quiero vivir en un mundo de luz y color, sin prima de riesgo, sin problemas económicos, sin paro, sin corrupción, etc.
Pero eso es un mundo virtual.
Mientras, los que estéis dispuestos, celebradlo. Porque es muy probable que no lo volvamos a ver jamás.
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