El 19 de diciembre de 2009 escribí en Columnas Blancas lo siguiente:
Dorsales de leyenda es esa magnífica iniciativa (otra más) de nuestro Club para reconocer el gran mérito deportivo (y humano) de algunos de los jugadores más grandes que han desfilado por las filas del Sevilla F.C. Como me imagino que sabrán, hasta ahora el club ha premiado a dos mitos, Juan Arza y José María Busto.
Debido a mi edad no he podido vivir aquella época gloriosa en la que estos dos jugadores eran puntales de los equipos. Lo que se de ellos es por lo que he leído y por lo que me han contado los mayores.
Y hablando de mayores, y de dorsales de leyenda, quiero recordar una cosa que me decía mi abuelo (bético el hombre, algún defecto debía tener). Él me decía que los premios y los honores a las personas debían dárseles en vida, o mientras aún ejercían aquella profesión con la cuál habían logrado ese gran éxito con el que más tarde se les querían premiar.
Con este escrito quiero dar la razón (no se si en todo o en parte) a mi abuelo. De los sevillistas que aún nos encontramos “inter vivos”, no se cuántos habréis tenido la dicha de haber visto jugar a los mitos hasta ahora premiados, pero para mí hay un candidato, no claro, sino clarividente, actualmente en activo, y que en mi opinión debería ser elegido como el tercero en recibir dichos honores. Hablo, cómo no, y por si aún les queda alguna duda, de D. Frederic Oumar Kanouté. Dorsal de leyenda, con el número 12.
Kanouté, ese desconocido que venía de las Islas Británicas a sustituir al que en esos momentos era el monstruo del Sevilla, Baptista. Ese futbolista que fue calificado como “viejo” y sin gol y que si miramos sus números podremos observar cosas como éstas:
- 99 goles (y los que quedan por venir), con los que se ha convertido en el futbolista foráneo que más veces ha perforado la portería rival, adelantando a un Davor Suker que parecía de otra galaxia e inalcanzable.
- 17 asistencias de gol.
- 5 Títulos en 6 finales.
- 8 goles en esas 6 finales (curiosamente la única en la que no marcó fue la que perdimos).
- Jugador súper comprometido con todas las labores que lleva a cabo en su vida privada y que todos conocemos.
- Y así un largo etcétera.
Ya os he dicho lo que mis mayores me contaban. Me hablaban del Sevilla de Arza, del Sevilla de los Stukas, y así, de varios “Sevillas” que toman el nombre de su jugador o jugadores estrella. Yo dentro de 40 ó 50 años, cuando mis nietos me pregunten tengo clarísimo del Sevilla que tengo que hablarles: del Sevilla de Kanouté, el jugador más grande que han visto estos ojos pisar el césped del Ramón Sánchez Pizjuán y al que tantas alegrías (y muchas lágrimas derramadas por ello) le debemos.
Frederic Oumar Kanouté, Dorsal de leyenda del Sevilla F.C. Ya.
Desde entonces ha pasado casi año y medio y Kanouté anoche se despidió de nosotros. ¿Tan difícil hubiera sido habérsele hecho YA ese reconocimiento?
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